"Oficio de tinieblas 5", escrito por Camilo José Cela en 1973, es una obra que desafía las convenciones narrativas y literarias tradicionales, sumergiendo al lector en un laberinto de palabras y reflexiones que se despliegan en un estilo único y disruptivo. Este libro representa un punto de inflexión en la carrera de Cela, marcando un retorno a las experimentaciones formales que había explorado en "San Camilo, 1936".
La obra está construida como una serie de 1194 textos breves, denominados "mónadas", que aumentan en extensión a medida que progresa la narración. Estos fragmentos se entrelazan en una estructura compleja y fragmentaria que descompone la sintaxis tradicional y se libera de los signos de puntuación habituales, creando así un flujo de consciencia que es tanto lírico como caótico.
En "Oficio de tinieblas 5", Cela juega con la narrativa al alternar entre la segunda y tercera persona, desdibujando las líneas entre autor, narrador y personajes. La obra es un espejo de reflexiones donde "tú" puede ser cualquier personaje o incluso el lector, formando un vínculo íntimo y desafiante con la audiencia. Este método narrativo permite a Cela explorar temas profundos como la alienación posguerra, la obsesión con el sexo y los comportamientos anómicos, todo ello envuelto en un estilo que mezcla lo histórico con lo mitológico y lo inventado.
La prosa de Cela en esta obra es intencionadamente anti-literaria, una sátira de la literatura misma donde la falta de estructura convencional es utilizada para cuestionar y burlarse de las normas literarias establecidas. Es una exploración de la literatura como enemiga de sí misma, donde los temas y personajes se repiten cíclicamente en una letanía que desafía a la lógica y al sentido común.
En resumen, "Oficio de tinieblas 5" no es solo una obra literaria, sino un experimento en el que Cela invita al lector a cuestionar lo que significa la literatura y cómo se construye la narrativa. A través de su estructura fragmentaria y su rechazo a seguir las reglas, Cela crea un poema-río que fluye a través de las páginas, dejando una impresión duradera de belleza y caos entrelazados. La obra es un testimonio de la maestría de Cela en el uso del lenguaje y su capacidad para transformar la escritura en un acto de provocación y reflexión.