En "Paradox, Rey", Pío Baroja nos sumerge en un universo literario que combina la novela de aventuras con la utopía y el cuento filosófico, creando un tapiz narrativo original y envolvente. La novela es la tercera entrega de la trilogía "La vida fantástica", donde continúa explorando las peripecias de su protagonista, Silvestre Paradox. Esta obra, estructurada en tres partes, se despliega en una serie de escenarios exóticos y situaciones que desafían la imaginación, narrados predominantemente a través de diálogos ágiles y escenas que podrían bien pertenecer a una obra teatral.
La trama nos lleva desde un pequeño pueblo cerca de Valencia hasta Tánger y finalmente a un país ficticio en el golfo de Guinea, en los inicios del colonialismo europeo en África. Este viaje no solo es geográfico, sino también profundamente introspectivo y crítico. Baroja utiliza la figura de Paradox, un personaje cínico y desencantado, para explorar y criticar las absurdidades de la sociedad y la naturaleza humana. La ciudad ficticia de Bu-Taca, con su tiovivo perpetuo en la plaza, simboliza este círculo vicioso de existencia sin propósito, reflejando la visión pesimista pero lúcida de Baroja sobre la vida.
La novela no solo entretiene sino que también invita a la reflexión. A través de las aventuras de Paradox, Baroja cuestiona la moralidad, el progreso y la civilización occidental, utilizando un estilo narrativo que es directo pero ricamente descriptivo. Jesús María Lasagabaster, en su estudio sobre la obra, señala cómo "Paradox, Rey" encapsula la visión del mundo de Baroja, mostrando su habilidad para fusionar crítica social, filosofía y entretenimiento en una narrativa cohesiva y provocativa.
Publicada por primera vez en 1906 y reeditada en 1973 como parte de la conmemoración del centenario de Baroja, "Paradox, Rey" es una obra que desafía al lector a mirar más allá de la superficie de la realidad y a cuestionar las estructuras establecidas de poder y conocimiento. Es un testimonio de la genialidad de Baroja y su capacidad para tejer complejidad en la aparente simplicidad, una característica distintiva de su pertenencia a la Generación del 98. Este grupo de escritores, críticos con la sociedad de su tiempo, buscaban a través de sus obras provocar un cambio y una reflexión profunda, un legado que Baroja perpetúa magistralmente con "Paradox, Rey".
