En "Pequeña disgresión" de Voltaire, el autor del siglo XVIII se adentra en un análisis profundo y satírico de la sociedad y la percepción humana a través de una obra que desborda ingenio y crítica social. Esta obra se estructura alrededor de una narrativa que, aunque aparenta ser dispersa y ligera, esconde una aguda observación sobre la naturaleza del poder y la autoridad, así como una reflexión sobre la ceguera, tanto literal como metafórica.
Voltaire utiliza el entorno del café de Lagoupille como microcosmos que refleja las complejidades de la política, la metafísica, la lógica y la estética. Este lugar, que puede ser visto tanto singular como pluralmente, simboliza la dualidad de significados y la multiplicidad de interpretaciones que pueden surgir de un único fenómeno o evento. Esta dualidad es explorada por Voltaire para cuestionar la autoridad y la veracidad de la percepción sensorial y la opinión popular.
Además, la obra se sumerge en la crítica de la modernidad y el papel del "amo moderno" tras el advenimiento de la ciencia y la dictadura de la opinión. Voltaire, con su característica agudeza, argumenta que aquellos que rechazan la existencia del inconsciente terminan siendo engañados por su propia visión limitada, convirtiéndose en lo que él denomina "canallas". Esta idea se refuerza con la analogía de los ciegos, utilizada para describir a los psicoanalistas que, según Voltaire, trabajan con elementos que no pueden ser visualmente confirmados, lo que les obliga a depender de su percepción auditiva y lingüística.
Por otro lado, Voltaire aborda el tema de la castración simbólica, sugiriendo que todos los seres humanos carecen de un sentido que les permita percibir la totalidad de la realidad. Esta "ceguera" se convierte en una metáfora de la limitación humana, donde incluso los videntes, como el mítico Tiresias, son en esencia ciegos a ciertos aspectos de la verdad.
Finalmente, "Pequeña disgresión" no solo es una crítica mordaz de la sociedad y sus estructuras de poder, sino también un examen del papel del lenguaje y la comunicación en la formación de la realidad. Voltaire concluye que la risa, derivada de la realización de nuestra propia castración simbólica y limitaciones, ofrece un respiro momentáneo de estas restricciones, permitiendo a los individuos liberarse temporalmente de las angustias de la imperfección humana.
Este libro es, en esencia, un llamado a la reflexión sobre cómo interpretamos y entendemos el mundo que nos rodea, desafiando al lector a cuestionar las verdades aceptadas y a encontrar libertad en la complejidad del entendimiento humano.