El "Poema sobre el desastre de Lisboa" de Voltaire es una obra poética profundamente conmovedora y crítica, escrita como respuesta inmediata al catastrófico terremoto que asoló Lisboa el 1 de noviembre de 1755. Este desastre no solo devastó la ciudad, sino que también cobró la vida de entre 30,000 y 50,000 personas, dejando una marca indeleble en la conciencia europea de la época. Voltaire, profundamente afectado por el acontecimiento, utiliza este poema para explorar y cuestionar la compatibilidad del mal en el mundo con la existencia de un Dios benevolente, tema que más tarde desarrollaría en su novela "Cándido".
Publicado en 1756, el poema es una crítica directa al optimismo filosófico promovido por figuras como Leibniz y Pope, quienes afirmaban que vivimos en "el mejor de los mundos posibles" y que "todo lo que es, es correcto". A través de su poesía, Voltaire expone la insuficiencia de estas filosofías ante la realidad brutal y a menudo arbitraria del sufrimiento humano. Argumenta que tales desastres revelan no la mano de un creador amoroso, sino más bien la indiferencia de la naturaleza y la fragilidad de la humanidad.
La obra se estructura en 234 versos, inicialmente más larga en su manuscrito original, pero modificada por Voltaire para su publicación. No presenta estrofas divididas, sino que fluye en coplas rimadas, con notas a pie de página que aclaran conceptos para el lector. Esta estructura lineal y continua amplifica el impacto emocional del poema, reflejando la inmediatez y la escala del desastre. Además, Voltaire añade un prefacio y un poema adicional sobre la ley natural en la primera edición autorizada, proporcionando un contexto filosófico más amplio a su argumentación.
En su esencia, "Poema sobre el desastre de Lisboa" no solo es un lamento por las víctimas de esta tragedia, sino también un llamado a reconsiderar las interpretaciones optimistas del mundo y a enfrentar la realidad del sufrimiento y la aleatoriedad con una visión más crítica y racional. Este poema no solo anticipa temas en "Cándido", sino que también marca un punto crucial en el pensamiento ilustrado, influenciando debates filosóficos y teológicos más allá de su tiempo.