En el relato "Polaris" de H.P. Lovecraft, nos adentramos en una narrativa que entrelaza el terror psicológico con elementos cosmicos y oníricos, característicos del autor. Publicado por primera vez en 1920, este cuento nos sumerge en la obsesión de un hombre con la estrella Polaris, la cual cree que intenta comunicarle un mensaje urgente y misterioso.
Noche tras noche, el narrador se ve absorbido por el resplandor de esta estrella, hasta que un sueño lo transporta a Olathoë, una antigua y silenciosa ciudad en la lejana meseta de Sarkis, rodeada por los imponentes montes Noton y Kadiphonek. Este lugar, descrito con una arquitectura de mármol que refleja la luz de la luna, parece existir en un tiempo y espacio distantes de la realidad conocida.
La ciudad no solo es misteriosa en su estructura, sino también en sus habitantes, quienes parecen moverse y hablar en una lengua familiar pero desconocida para el narrador. Estos seres, junto con el entorno en el que se encuentran, contribuyen a la atmósfera de ensoñación y melancolía que permea el relato. La conexión entre el narrador y Olathoë se intensifica, haciéndole cuestionar su propia identidad y la realidad de su existencia.
"Polaris" es más que un simple cuento de terror; es una exploración de los límites de la percepción humana y la posibilidad de otros mundos y realidades paralelas. Lovecraft utiliza la estrella Polaris no solo como un símbolo de guía, sino también como un portal hacia lo desconocido, invitando al lector a cuestionar lo que es real y lo que es producto de nuestras propias obsesiones y temores.
Este relato es una pieza clave dentro de la obra de Lovecraft, ya que marca el inicio de su exploración de los Mitos de Cthulhu y establece conexiones con otros de sus trabajos a través de referencias a los Manuscritos Pnakóticos. La influencia de Lord Dunsany es palpable en la creación de un mundo onírico que desafía las convenciones de la narrativa tradicional y nos ofrece una visión del terror que es tan psicológico como es sobrenatural.