"Sakura", una novela de Matilde Asensi, nos sumerge en un apasionante misterio que entrelaza arte, cultura y aventura, enraizado en un evento histórico que conmocionó al mundo del arte en 1990. La obra en cuestión es el "Retrato del doctor Gachet" de Vincent van Gogh, que tras ser adquirido por el magnate japonés Ryoei Saito por una suma récord, desapareció misteriosamente tras la muerte de su dueño en 1996. Este enigma sirve como telón de fondo para una trama que explora las profundidades de la pasión humana por el arte y su conservación.
La historia comienza en la galería Père Tanguy en París, donde Ichiro Koga, un meticuloso japonés, reúne a un grupo diverso de cinco personajes: Odette, una enfermera; Hubert, un galerista; Oliver, un artista urbano; Gabriella, una pintora y galerista en línea; y John, un manitas. Ninguno de ellos se conoce entre sí, pero pronto se embarcarán en una travesía que los llevará a través de Japón, enfrentándose a desafíos y resolviendo acertijos que los acercarán más al paradero del perdido cuadro de Van Gogh.
La novela no solo es una búsqueda trepidante, sino también un viaje cultural a través de Japón, donde las tradiciones, el arte impresionista, los grabados ukiyo-e y el arte urbano se entrelazan hábilmente. Los colores vibrantes y la floración efímera del cerezo, o sakura, se convierten en una poderosa metáfora de la belleza transitoria y la permanencia del arte. El grupo, a lo largo de su viaje, teje lazos fuertes que podrían ser la clave de su éxito o su ruina.
Matilde Asensi, conocida por su habilidad para tejer narrativas absorbentes y bien documentadas, utiliza su dominio del género de intriga para explorar no solo la desaparición de una obra maestra, sino también la obsesión y el amor por el arte que trasciende culturas y generaciones. Aunque algunos pasajes puedan parecer poco verosímiles, la novela mantiene al lector enganchado con su ritmo rápido y su final inesperado.
"Sakura" es, sin duda, una recomendación sólida para los amantes del misterio, la aventura y el arte. La obra no solo ofrece entretenimiento, sino también una reflexión sobre la impermanencia y el impacto perdurable de las obras de arte en nuestras vidas.
