En "Todo lo que nunca fuimos" de Alice Kellen, nos trasladamos a la pintoresca Byron Bay, donde la tranquilidad del mar contrasta con la tormenta interna de Leah, una joven de diecinueve años que sobrevive a un devastador accidente de coche que le arrebata a sus padres. Sumida en la depresión y el estrés postraumático, Leah se encierra en sí misma, desconectada del vibrante mundo que la rodea, lo que preocupa profundamente a su hermano mayor, Oliver, y a su círculo cercano.
Oliver, quien comparte una amistad inquebrantable con Axel, un hombre sereno y estable de casi treinta años, se ve obligado a aceptar un empleo en la ciudad que lo alejará de Leah. Antes de partir, confía a Axel la responsabilidad de cuidar de su hermana, lo que marca el inicio de una nueva etapa. Cada mes, Oliver regresa por una semana para reencontrarse con sus seres queridos, un ciclo que se prolonga a lo largo de un año.
La novela, narrada desde las perspectivas alternas de Leah y Axel, se centra en la evolución de su relación a lo largo de los meses. Axel, con paciencia y empatía, intenta ayudar a Leah a superar sus barreras emocionales, lo que lleva a un crecimiento mutuo y a un vínculo cada vez más profundo. Sin embargo, la manera en la que se aborda la salud mental de Leah ha suscitado críticas, particularmente por cómo Axel maneja ciertas situaciones, lo que plantea interrogantes sobre la sensibilidad y conocimiento en estos temas.
Caracterizada por su enfoque en los personajes más que en la trama, esta historia de Alice Kellen se destaca por su realismo y desarrollo orgánico de los personajes. Los lectores encontrarán en "Todo lo que nunca fuimos" una narrativa fluida, con capítulos breves que marcan el paso del tiempo y facilitan una lectura amena. Además, la autora no se reserva en las escenas de intimidad, abordándolas con un lenguaje directo y sin rodeos, lo que ha sido bien recibido por su naturalidad y falta de pretensiones.
En última instancia, "Todo lo que nunca fuimos" es una exploración conmovedora de la pérdida, el amor y la recuperación. A través de sus caracteres vivos y palpables, Kellen invita a los lectores a sumergirse en una historia donde las segundas oportunidades revelan el poder redentor de los lazos humanos y la posibilidad de renacer de entre las sombras del duelo.
