Tractatus in evangelium Ioanis, escrita por San Agustín, es una obra profundamente arraigada en la exégesis joánica, utilizando un enfoque simbólico para profundizar en los misterios del Evangelio según San Juan. Este texto no solo se presenta como un comentario bíblico, sino también como una guía espiritual y teológica que busca educar y formar en la fe cristiana a través del análisis y la interpretación de los símbolos contenidos en las Escrituras.
San Agustín aborda catorce símbolos específicos dentro del evangelio, que van desde elementos cotidianos hasta conceptos más abstractos, todos los cuales son esenciales para comprender la narrativa y las enseñanzas de Cristo. El análisis de estos símbolos no es solo una exploración de su significado literal o histórico, sino una invitación a contemplar su significado espiritual y teológico, permitiendo a los lectores una comprensión más profunda de su fe y de la obra de Dios en el mundo.
La metodología de San Agustín en Tractatus in evangelium Ioanis sigue la tradición de la Escuela de Alejandría, caracterizada por su enfoque alegórico y místico de la Escritura. Esto se refleja en su manera de conectar los símbolos joánicos con las verdades eternas y los misterios divinos, facilitando una lectura que va más allá del texto para alcanzar una dimensión más profunda de conocimiento y experiencia espiritual.
A través de este tratado, San Agustín no solo busca educar sobre los aspectos teológicos y simbólicos del Evangelio, sino también ofrecer una herramienta para la transformación espiritual del lector. Al desentrañar los significados ocultos detrás de los símbolos, el obispo de Hipona invita a los fieles a una reflexión personal y comunitaria que fomente una relación más íntima y consciente con Dios.
Finalmente, Tractatus in evangelium Ioanis se destaca no solo por su riqueza teológica y espiritual, sino también por su contribución al desarrollo de la hermenéutica cristiana, influenciando a generaciones posteriores en la forma de acercarse y entender los textos sagrados. San Agustín, con su erudición y profundidad espiritual, ofrece en esta obra un legado perdurable que sigue siendo relevante para los estudiosos de la Biblia y para todos aquellos en busca de una mayor comprensión de su fe.