"Un bosquejo de familia" de Mark Twain es una obra entrañable y conmovedora que invita al lector a adentrarse en los recuerdos más personales del afamado escritor estadounidense. Publicada por primera vez en España, esta colección de textos ofrece una mirada íntima a la vida familiar de Twain, centrada especialmente en las memorias de sus hijas Susy, Clara y Jean. A través de un formato que desafía las etiquetas convencionales de la literatura, Twain logra crear una obra que es un testimonio vibrante de las pequeñas alegrías y tristezas de la vida cotidiana.
El libro se origina en el dolor profundo que Twain experimentó tras la muerte de su hija mayor, Susy, quien falleció a los veinticinco años. Este evento trágico llevó al autor a recopilar y dar forma a una serie de escritos que alternan entre anécdotas familiares, transcripciones de conversaciones y comentarios personales, todo ello cohesionado por la sólida voz narrativa de Twain. La obra fluye con naturalidad, gracias en parte a la brillante traducción de Borja Aguiló Obrador, que captura los matices y giros propios de los dialectos del sur de Estados Unidos.
Uno de los personajes más fascinantes del libro es George, el mayordomo de la familia, cuya presencia trasciende su rol doméstico para convertirse en un ídolo para los niños y un símbolo reflexivo del papel de los afroamericanos en el contexto de una familia blanca de la época. A través de George, Twain ofrece una aguda reflexión sobre las dinámicas raciales y sociales, impregnada de su característico tono irónico y humorístico.
El conjunto de textos de "Un bosquejo de familia" es un retrato sincero y auténtico de la infancia, un periodo que, según el propio Twain, nunca es un fin en sí mismo sino una etapa llena de inocencia y sin las pretensiones heroicas de la adultez. Así, esta obra se presenta como un reverso autobiográfico de las famosas aventuras de Tom Sawyer y Huckleberry Finn, dejando al descubierto un lado más personal y vulnerable del autor.
Con apenas 146 páginas, "Un bosquejo de familia" es una lectura refrescante y liberadora que logra tocar las fibras más profundas del lector, reivindicando el valor de los recuerdos familiares y las pequeñas historias que construyen nuestra identidad. Es, sin duda, una obra muy recomendable que brilla con el ingenio y la humanidad de Mark Twain.