"Un yanqui en la corte del rey Arturo" es una ingeniosa y mordaz novela de Mark Twain, publicada en 1889, que combina elementos de ciencia ficción, fantasía y sátira social. A través de un viaje en el tiempo, Twain confronta la civilización del siglo XIX con la Edad Media europea, tejiendo una narrativa rica en humor, crítica social y reflexión política.
La historia sigue a Hank Morgan, un práctico y astuto supervisor de una fábrica de armas en Connecticut. Un día, tras ser golpeado durante una pelea en la fábrica, se despierta inexplicablemente en la Britania del siglo VI, en la legendaria corte del rey Arturo. Capturado por el caballero sir Kay, Hank es llevado a Camelot, que Twain describe irónicamente como una aldea empobrecida con un castillo en ruinas. Allí, Hank es exhibido ante una nobleza primitiva y condenado a morir en la hoguera.
Haciendo uso de su conocimiento sobre un próximo eclipse solar, Hank se salva de la ejecución al convencer a los presentes de que posee poderes mágicos. Este acto de astucia le gana el favor del rey Arturo, quien lo designa como un mago poderoso, aunque también se convierte en el objetivo de la envidia del mago Merlín, retratado como un charlatán inofensivo y su principal antagonista.
Aprovechando su conocimiento del siglo XIX, Hank Morgan inicia una serie de reformas y avances tecnológicos, transformando la Inglaterra medieval en una nación incipientemente industrial. Su introducción de la tecnología moderna en un mundo arcaico permite a Twain satirizar no solo las costumbres y creencias medievales, sino también las instituciones y prácticas de su propio tiempo.
La novela es tanto una aventura humorística como una crítica mordaz de la sociedad, donde Twain aborda temas como la superstición, el poder y la desigualdad social. A través de su característico estilo satírico, cuestiona las nociones de progreso y civilización, dejando al lector con una reflexión sobre el verdadero significado de estos conceptos.
Con "Un yanqui en la corte del rey Arturo", Mark Twain ofrece una obra que, tras su apariencia de comedia fantástica, esconde una profunda crítica social y política, utilizando el viaje en el tiempo como un pretexto para explorar y ridiculizar tanto el pasado como el presente. La novela ha inspirado numerosas adaptaciones cinematográficas, aunque ninguna logra capturar completamente la esencia y el ingenio del texto original de Twain.