En "Una historia ridícula", Luis Landero nos sumerge en la compleja psique de Marcial Pérez Armel, un personaje que desde la primera página se nos presenta como un ente contradictorio y paradójico. Con la intención de exorcizar sus propios demonios y bajo el consejo del doctor Gómez, Marcial decide narrar su vida, una que está llena de ironías y contradicciones, en un libro que él mismo escribe y que, a su vez, es consciente de que será leído por otros.
Marcial es un hombre que se enorgullece de su autodidactismo y de su supuesta profundidad cultural, aunque paradójicamente trabaja como matarife, un empleo que contradice su declarado amor por la naturaleza y los animales. Su vida amorosa no es menos contradictoria: valora a Merche, quien realmente lo aprecia, pero la abandona por Pepita, una mujer que sabe que nunca lo aceptará. Este comportamiento es solo un reflejo de su constante lucha interna y su incapacidad para manejar las burlas y el rechazo que ha sufrido desde la infancia, lo que lo ha llevado a desarrollar una personalidad repleta de complejos y una constante búsqueda de aprobación.
Landero utiliza un estilo narrativo que es en sí mismo un reflejo de la mente de Marcial: fluido y ágil, pero plagado de repeticiones y analepsis que simulan el constante divagar de su protagonista. A través de la narración, vemos cómo Marcial intenta transformarse y adaptarse a un mundo que percibe como hostil, adoptando comportamientos que él mismo considera ridículos, en un vano intento por encajar y ser aceptado.
El libro no solo es un retrato de un hombre en conflicto con su entorno y consigo mismo, sino también una crítica a una sociedad que moldea individuos como Marcial: soberbios, miserables y desconectados de sus emociones más auténticas. A través de la historia de Marcial, Landero invita al lector a reflexionar sobre la autenticidad, la aceptación y las profundas cicatrices que pueden dejar las experiencias de la infancia y la constante búsqueda de la validación externa.
"Una historia ridícula" es, en última instancia, un llamado a entender y comprender a aquellos como Marcial, quienes a pesar de sus fachadas de superioridad, son profundamente frágiles y humanos. Landero, con su característico estilo, nos ofrece una narración que, aunque en momentos pueda parecer tediosa por su introspección y repetición, es esencial para apreciar la complejidad del protagonista y la habilidad del autor para explorar las profundidades de la condición humana.