En "Viento del sur", Ian Gibson nos entrega una narrativa profundamente personal y envolvente, explorando su propia vida a través de la figura de John Hill, un alter ego que sirve como vehículo para contar su historia. Nacido en el seno de una familia metodista en Cornualles, Hill experimenta desde joven una sensación de desajuste y frustración, agravada por la admiración que su madre profesa hacia su hermano mayor. Este sentimiento de insuficiencia es un tema recurrente que Gibson explora con una prosa sencilla y accesible, aunque algunos lectores pueden encontrar que falta algo de profundidad emocional en su estilo narrativo.
La obra se convierte en un viaje de descubrimiento cuando Hill, impulsado por su amor a la literatura, decide aventurarse hacia España. Este país, presentado en un momento de convulsión entre la dictadura y la transición a la democracia, se revela como un escenario de redención y autodescubrimiento para él. Gibson, a través de Hill, detalla su fascinación por la cultura, el paisaje y la gente del sur de España, particularmente Granada y sus alrededores, donde finalmente se asienta. La descripción de los pueblos de El Pinar y Restábal (referido en el libro como Ibricos) es especialmente evocadora, mostrando cómo estos lugares y sus vistas a Sierra Nevada se convierten en el refugio y la inspiración del protagonista.
El libro también actúa como un espejo de la propia vida de Gibson, quien ha residido en Granada y se ha dedicado a la investigación de figuras literarias españolas como Federico García Lorca. Aunque hay momentos en los que el texto se siente algo tedioso, especialmente en las descripciones prolongadas de ciertos paisajes naturales, la historia gana en intensidad al reflejar la transformación de Hill. Su vida, marcada inicialmente por la insignificancia y la desilusión, florece en un nuevo entorno que lo motiva a reinventarse y abrazar su verdadero ser.
"Viento del sur" es, en última instancia, una obra que combina elementos autobiográficos con la ficción para narrar la historia de un hombre que busca su lugar en el mundo. Aunque la prosa puede no ser del gusto de todos, la historia es un testimonio del poder transformador de la cultura y el cambio de ambiente. Es un recordatorio de que, a veces, para encontrar nuestro camino, necesitamos dar un salto hacia lo desconocido y permitirnos ser cautivados por nuevas experiencias y lugares.
