En "Wabi-sabi", Francesc Miralles nos sumerge en una cautivadora exploración de la belleza que reside en la imperfección y lo efímero de la vida. La historia sigue a Samuel, un profesor de alemán que, a pesar de mantener una relación de ocho años con Gabriela, continúa viviendo solo en su piso de soltero. Su rutina cambia drásticamente cuando un día recibe una misteriosa postal desde Japón. La imagen de un gato con la pata levantada y una escueta palabra, «WABI-SABI», despiertan su curiosidad y marcan el inicio de una transformación personal.
Días después, le llega una segunda postal con la fotografía de un templo japonés, reforzando el enigma. Estos mensajes anónimos, sellados en la antigua capital nipona, lo impulsan a embarcarse en un viaje a Japón, un destino que se convierte en una metáfora de su búsqueda interior. Allí, en el corazón de Kioto, Samuel se adentra en el concepto de wabi-sabi, una filosofía que celebra la belleza de lo incompleto y lo transitorio, ofreciendo una nueva perspectiva sobre la vida y el amor.
A medida que Samuel explora los templos y paisajes de Kioto, se enfrenta a sus propias inseguridades y se abre a nuevas experiencias emocionales. El viaje no solo lo lleva a descubrir la estética japonesa, sino también a cuestionar su relación con Gabriela y a enfrentar la solitaria independencia que había mantenido hasta entonces. En el proceso, conoce a una serie de personajes fascinantes que le enseñan a apreciar la simplicidad y autenticidad de la vida cotidiana.
La narrativa de Miralles nos transporta a un mundo de sutiles detalles y profundas reflexiones, donde cada encuentro y cada rincón de Kioto se convierten en una lección de vida. Con una prosa evocadora y sensorial, el autor nos invita a reconsiderar nuestras propias percepciones sobre la perfección y a encontrar belleza en lo que muchas veces consideramos defectos.
"Wabi-sabi" es más que una novela; es una invitación a abrazar la vulnerabilidad y a descubrir el amor en lugares inesperados. A través del viaje de Samuel, Miralles nos recuerda que a veces, para encontrar nuestro verdadero camino, debemos perdernos primero. La obra es una celebración de la vida en toda su complejidad, una oda a la aceptación y al crecimiento personal en medio de la impermanencia.